4.02.2012

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Heme aquí nuevamente, enclaustrado en estas 4 paredes que llamo mi cuarto tratando en vano deconcertar una cita con el increíblemente elusivo Morfeo, estas cuatro paredes que exudan el olor acre de las miles de horas de desvelo y los cigarros que las acompañan, el cuerpo me pide a gritos un poco de reposo sin embargo la mente está demasiado ocupada rememorando momentos del pasado que sin duda marcaron mi presente y amenazan con definir lo que será mi futuro, mis pensamientos se agolpan y chocan entre sí con la violencia propia de un choque de trenes mientras los “hubiera” y los “quizás” invaden todas y cada una de mis ideas, ¿de dónde vengo? y ¿Para dónde voy? Son solo unas de las pocas preguntas que se generan en esta especie de nirvana a la inversa que es mi insomnio.

Y cuál es el propósito de este escrito se deben estar preguntando, pues la verdad no posee otro propósito que ayudarme a despojarme de todo este equipaje que me agobia, despojarme de todas y cada una de esas mascaras que protegen mi verdadero rostro del ojo de los que me critican y me censuran con la piedad propia de una horda de romanos en el coliseo, despojarme de todas y cada una de las cruces que llevo a cuestas robándome las fuerzas y mermando mis ganas de seguir adelante, despojarme de todas esas apariencias que me encasillan y me dicen lo que es apropiado en base a mi edad, color y status social pero sobre todo despojarme de todas esas memorias que roban el sueño ya que contrario a lo que muchos piensan “recordar NO y repito NO es vivir una segunda vez, es más bien malvivir una segunda vez.

Y heme aquí como soy, las máscaras se han ido y mi rostro está expuesto para todo aquel que desee mirarme a los ojos y darse cuenta que solo soy uno más, uno mas que vive por que debe hacerlo y que busca desesperado eso que lo defina como ser humano y lo identifique, las cruces yacen a mi lado esperando pacientemente su momento de volver a su lugar predilecto sobre mi espalda y las memorias han vuelto a su baúl donde esperaran que las llame como ese niño que espera todo el día que su padre regrese del trabajo para poderjugar un vez más.

Que logro con esto se preguntaran, que consigo con este ejercicio capaz de robar la sanidad que sea tan valioso como para pasar por todas estas cuestiones antes descritas, la verdad podria darles mil razones dantescas por las cuales debo atravesar por todo esto pero la verdad es que no es nada complicado, es mas bien sencillo, solo necesito cambiar mi filtro, necesito sacudirme el polvo de la rutina que me cubre, necesito botar todas y cada una de estas cosas que me agobian para poder empezar de nuevo y afrontar mi día a día con la entereza de aquel que vive porque tiene que vivir, he terminado por esta noche, la mente esta mas lucida y la vista puesta en mañana por la mañana, muy probablemente nos veamos los rostros nuevamente cuando necesite más de este ritual bizarro que me mantiene cuerdo, no del todo cuerdo pero algo es algo….


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