7.20.2011

Recuerdos....

Despierto en lo que parece ser un día como cualquier otro, al menos así lo parece ya que las ganas de aliviar el cuerpo se hacen presentes tan pronto como desperté, me lavo la cara y enjuago la boca pensado en las tareas de este día que como todos los demás días debo realizar ya que esta vil vida de soltero es más que libertad y oportunidades, también hay partes negras como el lavado de trastes y limpieza del buen hogar. Esta y otras banalidades cruzan por mi mente mientras tomo una toalla y entro al baño a fin de terminar de hacer entender al cuerpo que la hora de descansar termino y un nuevo día empieza le agrade o no.

La regadera se enciende y el agua sale fría, los ojos arden y el cuerpo tiembla, empiezo la rutina de baño cuando algo llama mi atención, podría jurar que oí ollas y cacerolas moviéndose y el sonido propio de un desayuno siendo elaborado, salgo casi cayéndome del baño a ver qué sucede mas no hay nada, la casa luce gris a estas horas de la mañana y el clima lluvioso de afuera no ayuda mucho con la iluminación, regreso al baño un poco desconcertado, es decir la fabricación de un desayuno no sería algo extraño considerando la hora del día y la necesidad humana de alimentarse si no fuera por el simple hecho que no hay nadie que cocine aquí más que yo, trato de olvidar el incidente y prosigo con ese ritual que forma parte de mis manías desde épocas muy remotas, termino de bañarme tan pronto como puedo para luego salir del baño con esa famosa cara de nudo que se hace presente cada vez que siento el frio propio de la mañana. Volteo hacia la cocina y casi me caigo de la sorpresa, mi madre, la misma que cuido de mí durante tantos años se encuentra aquí frente a mí como si nunca se hubiera ido y todos estos meses no hubieran sido más que un episodio alocado producto de una mente inestable. La veo de pies a cabeza y no sé qué decir ni que hacer, veo de un lado al otro tratando de buscar algo que me indique que esto es solamente el producto de deseos reprimidos y pensamientos que ahondan en lo más profundo de mi vil ser. Trato de pensar de manera objetiva y analizar la situación que tengo frente a mis ojos mas no lo consigo, felicidad, incredulidad, duda, alivio y desconcierto se agolpan en mi cabeza con la violencia propia de un choque de trenes. La cabeza me da vueltas y vueltas buscando una explicación lógica a tan magno y esperado evento cuando el ruido de una cacerola cayendo al suelo me hace volver (probablemente el paso de una rata), la cocina está sucia y descuidada, montañas de platos sucios con restos de comida descompuesta y un olor fétido que invade el aire, definitivamente ella no está aquí.

Voy a mi cuarto incapaz de tranquilizarme, trato de encontrar una explicación lógica sin embargo no lo consigo, se lo que vi y sé que no estoy loco, mi madre estaba ahí y era tan real que de haber estado frente a frente hubiera podido tocar sus mejillas y besar su frente como lo hacía en los buenos tiempos cuando esa cocina parecía aun una cocina y los desayunos se hacían diariamente. Una tenue música me saca de mi letargo, puedo escuchar el suave sonido una guitarra, se lo que significa pero no quiero verlo, trato en vano de ignorarlo sin embargo el sonido de “No soy de aquí, ni soy de allá” (1) llega claro a mis oídos, me levanto y me dirijo hacia la sala, con lágrimas en los ojos puedo ver a mi querido padre sintonizando el volumen de nuestro viejo reproductor y tarareando sus canciones favoritas, me sumerjo en los recuerdos de esos viejos discos de vinil tan apreciados por mi padre cuando de pronto un dolor agudo me hace regresar, la sala está sucia y polvorienta, hay libros tirados y el viejo reproductor ya no suena más, las cajas de los discos están vacías y los vinilos yacen regados por el suelo, reviso mi pie y no tiene mayor cosa, solamente me pare en lo que parece ser un juguete.

Una risa infantil suena desde la habitación contigua y me rompe el corazón, ya no más, ya no más por favor, ¿por qué veo todas estas cosas?, ¿por qué estoy solo aquí?, ¿por qué mi casa luce así?, no lo puedo entender, camino hacia el cuarto y veo a mi hermana jugando con sus muñecas, recuerdo como la tomaba en mi regazo y dormía, recuerdo esas noches de tormenta cuando dormía a su lado ya que tenía miedo de lo que le pudiera pasar.

En medio de mi nostalgia veo una gorra tirada en el piso, no me parece familiar a primera vista, una gorra blanca con una letra bordada, seguramente de algún equipo que no conozco, sigo viendo la gorra sabiendo que hay algo en esta gorra que reconozco, de pronto lo recuerdo, atraviesa mi cabeza cual si fuera un rayo y me roba las fuerzas, mis piernas se doblan y yazco de rodillas en el suelo, me tomo la cabeza y grito con todas mis fuerzas y tengo razones para gritar: ahora recuerdo todo.

Domingo en la mañana, la fecha es difusa así que no recuerdo bien los detalles, día soleado, pájaros cantando, toda la familia reunida, era una típica mañana de domingo hasta que sucedió. Cuando estos tipos entraron con sus armas a mi padre fue al primero que ejecutaron, cuando volteo y trato de defenderse recibió un disparo en la cara y unos cuantos más en el pecho, me gusta pensar que se fue inmediatamente y no sufrió, mi madre en la cocina escucho los disparos y acudió corriendo, llevaba en sus manos una cacerola, cuando estos tipos la vieron le dispararon repetidas ocasiones matándola inmediatamente, al oír los disparos tome a mi hermana y la lleve hacia mi cuarto mientras gritaba ya que no sabía lo que sucedía, la verdad yo tampoco lo sabía pero tenía una idea, tome una especie de tubo y salí al pasillo, mi hermana grito enardecida al observar como recibí varios impactos de bala, uno de ellos me impacto en el hígado, sangre casi negra manaba de mi costado y recuerdo haber pensado “5 minutos, 5 minutos es lo que tarda un ser humano en desangrarse cuando es golpeado en el hígado”, recordé con gracia como había visto esto en un programa documental, jamás pensé que lo experimentaría en carne propia, este pensamiento ocupaba mi mente cuando todo se puso negro.

Desperté a los pocos minutos, estaba solo, el impacto de bala dolía horriblemente y no paraba de sangrar, me levante como pude y vi hacia mi cuarto, mi hermana yacía boca abajo en un charco de su propia sangre, toda su vida paso frente a mis ojos mientras gruesas lagrimas bajaran por mis mejillas sin que pudiera siquiera contenerlas, seguí caminando y en la cocina yacía el cadáver de mi madre, la comida estaba tirada en el piso, trate de reanimarla pero no había mucho por hacer, ¿Por qué nos pasó esto? ¿Acaso hicimos algo malo y estamos pagando por ello?, camine hasta la sala y ahí estaba mi padre, irreconocible, grite y llore con todas mis fuerzas, frente a mi yacía el hombre que había sido mi héroe desde que tenía uso de memoria en un charco de su propia sangre. Me sentía débil y mareado, la pérdida de sangre empezaba a sentirse y las fuerzas faltaban, camine como pude hacia mi cuarto y me acosté en mi cama, eso es lo último que recuerdo.

Y ahora heme aquí, de vuelta en este lugar donde todo se terminó, voy a la sala y veo la marca de yeso donde una vez estuvo el cuerpo de mi padre, los discos muestran pequeñas gotas de sangre, en la cocina veo las manchas de sangre en la refrigeradora y cocina, sangre que una vez perteneció a mi madre, sigo caminando y veo las muñecas que mi hermana sostenía en sus manos antes que la asesinaran, los recuerdos se siguen agolpando uno tras otro en mi mente robándome la poca cordura que me queda, ahora todo se explica, el desorden, la fetidez y como un dia de repente me encontré solo en esta casa, todos estos sentimientos son tan reales como el agujero en mi costado que ahora puedo ver distintamente o la mancha de sangre que tiene mi colchón desde ese día….

Notas.

1. “No soy de aquí ni soy de alla” de Facundo Cabral.

-sencillos y otras-

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